jueves, 2 de febrero de 2012

"Yo no pago"


El pasado 15 de enero, pude ver una noticia que me llamó bastante la atención, ya que, pudiéndose entrelazar con otros movimientos que se han podido contemplar, parece que va cogiendo fuerza y se puede hacer una comparativa con algunos movimientos sociales acontecidos a lo largo de la historia, pues es una forma más de protestas que no están de acuerdo con el nivel de vida y el encarecimiento de ésta:
Medio centenar de personas pertenecientes al movimiento 'Yo no pago' contra los recortes sociales han protagonizado este domingo (15 enero 2012) en la estación de Callao del metro de Madrid una serie de choques con decenas de policías cuando intentaban colarse gratis en el recinto. Con pancartas de "Yo no pago", todas las personas identificadas con este movimiento, inspirado en la iniciativa griega 'Den Plirono', estaban convocados para protestar en la estación de metro de Sol, pero al ver la fuerte presencia policial decidieron acudir a la estación de Callao, muy próxima a Sol, para protestar "contra los recortes sociales" y las subidas del precio del transporte público se extendió también a las ciudades de Barcelona (parada Plaza Catalunya), Valencia (Xàtiva), Sevilla (parada de metro Primero de Mayo) y Bilbao (parada de metro Abando). El movimiento 'Yo no pago' está inspirado en una iniciativa similar llamada 'Den Plirono' que surgió en Grecia el año pasado a raíz de la subida del precio del transporte y que organiza acciones en el metro, las estaciones o las autopistas, donde "bloquean las máquinas de pago ante la permisividad de los empleados" o "levantan la barrera para que todo el mundo pase gratis". Estos grupos, como otras iniciativas sociales, se organizan por Internet y convocan acciones festivas de "resistencia a pequeña escala" y "subversivas".
Parece que se están reavivando las protestas que hace ya  años comenzaron a surgir, aunque la diferencia es que ahora las protestas tienen otro modo de inicio:  las nuevas tecnologías (redes sociales… etcétera).Puede que todo empezara cuando comenzó la industrialización, ya que se registra una notable oposición de los obreros artesanos a la introducción de máquinas. Las primeras formas de protesta obrera se detectan en Gran Bretaña en la segunda década del siglo XIX cuando surge el conocido Movimiento Ludita (o Ludismo), nombre que deriva de un personaje real o inventado, un obrero, Ned Ludd, cabecilla de este movimiento de protesta que se canalizaba hacia la destrucción de la maquinaria ( esto me recuerda a un hecho de hace aproximadamente un mes, en el que se podía ver cómo un alcalde de la localidad de Stilidas, Apostlos Gletsos, afectada por un caro peaje y sin ruta alternativa para ir a los pueblos del entorno, derribó con una excavadora el puesto de peaje". "Fue detenido y, tras ser puesto en libertad, sus paisanos lo recibieron como un héroe", el cual asegura ‘Yo no pago’, y que pronto se extenderá por varios condados de Inglaterra donde la industria textil se había convertido en la principal manufactura.
Las Guerras Napoleónicas de años posteriores hicieron saltar en varias ocasiones nuevas protestas luditas. El llamado Movimiento Cartista supone una versión más organizada del Movimiento Obrero y que se desarrolla entre 1837 y mediados del siglo XIX. Debe su nombre a la denominada Carta del Pueblo, documento que llegó a conseguir la firma de cientos de miles de obreros y que era una petición elevada al Parlamento en la que se pedía el Sufragio Universal, el voto secreto, la igualdad en el valor de los votos... En definitiva, revelaba el deseo de democratización del sistema político británico: el movimiento obrero desea participar en el juego político y desde ahí mediante la presentación de leyes en el Parlamento, mejorar las condiciones de vidas de los obreros industriales.
Desde mediados de siglo el movimiento irá perdiendo fuerza progresivamente, aunque paradójicamente, en años posteriores, el Parlamento Británico adoptará la mayor parte de las peticiones recogidas en la Carta del Pueblo.

miércoles, 1 de febrero de 2012

Polos opuestos


Me gustaría comentar una noticia que me ha llamado la atención del periódico y que me gustaría compartir, ya que la noticia, de actualidad,  está relacionada con el ámbito político, social y económico de un país europeo con el que España podría tener algunas similitudes en el fondo del problema, pero con soluciones distintas:

“A principios de 2009 el pueblo islandés, al borde del colapso económico y financiero, se echó a la calle y dijo basta. El Gobierno dimitió y la pequeña isla nórdica se entregó a la difícil tarea de responder ante una crisis sin precedentes haciendo justo lo contrario de lo que estaban haciendo los demás: se negaron a rescatar a la banca y votaron en contra de pagar sus deudas con dinero público haciendo caso omiso de las amenazas de los mercados internacionales y de las malas notas de las agencias de calificación de riesgo, redactaron una nueva Constitución a través de las redes sociales y, quizá lo más importante, consiguieron negociar con el FMI una salida adaptada a sus propios planteamientos.
¿El resultado? Tres años después de lo que se vino en llamar la «revolución islandesa», el país no solo no ha regresado a la Edad Media convertido en un paria del sistema, sino que está empezando a ver la luz al final del túnel. En 2011 la economía islandesa creció un 2,5% (la eurozona solo el 1,6%). Aunque no todo es de color de rosa.
El paro, la elevada deuda exterior y una alta tasa de préstamos de dudoso cobro siguen pesando sobre la economía".

Como se puede observar, Islandia ha tomado unas medidas innovadoras en las que ha hecho partícipe a sus habitantes en el cambio de la Constitución que había sido rígida durante bastante tiempo, y la voz la ha tomado combinando las nuevas tecnologías, entre ellas, el uso redes sociales. Por lo que creo que es otra posible vía para intentar reducir, en cierta medida, la gran crisis particular que asola a cada país.

El motín de Esquilache


En la primavera del año 1766 tuvo el Motín de Esquilache, al que la historiografía posterior a denominado “Motín de la Nobleza” y al que sus propios protagonistas denominaron “Motín Matritense”.
El “Motín de Esquilache” y los “Motines en cadena” son típicos de la “crisis de subsistencia”. La escasez de trigo y la subida del su precio tuvo su repercusión, en los últimos meses de 1975 y primeros de 1766, el aumento de la demanda en el pósito de Madrid.
En 1765-1766, Esquilache tomó medidas para el abastecimiento de Madrid, medidas que no fueron populares. Por la pragmática de 1765 El consejo de Castilla ordenó proveer a todos los pueblos, villas y ciudades. El abastecimiento de la Corte se confió a los Cinco Gremios Mayores de Madrid. El monopolio del pan, aceite y leña, coincidió con la subida brusca de los precios. Ello creó el clima de protesta que posibilitó el estallido del Motín.
Los anónimos autores de las Relaciones del Motín hacen alusión a los sucesivos años de “esterilidad” por cuya causa el pueblo sufrió escasez y carestía que se hicieron más insoportables porque al mismo tiempo se les exigía nuevas cargas tributarias para esponsorios reales y para embellecer e iluminar Madrid.
Alumbrar Madrid era tanto como modernizar la Corte y Villa pero no lo era hacerlo dejando a oscuras a gran parte de sus habitantes, debido al elevado precio del aceite y de las velas de sebo, que prácticamente desaparecieron del mercado, así lo escribe uno de los anónimos autores de las Relaciones quien refriéndose a los sucesos del Domingo de Ramos de 1766, escribe que el pueblo “resentidos de que después que se pusieron los faroles para alumbrar las calles con velas de sebo, el aceite había subido a 18 cuartos y las velas no se podían encontrar por lo que muchos pobres habían estado en sus casas a oscuras aunque alumbrados por las calles, y dichos faroles tenía el sombrero redondo y los hombres de tres picos, en desquite fueron tirando piedras y rompiendo todos los faroles de las calles, de modo que no quedó ninguno para poder servir, en menos de una hora, pues con el nuevo empedrado que se había hecho en muchas calles había muchas piedras sobrantes, especialmente en la Plaza Mayor y Caños del Peral.
Estas cuestiones suscitaron la crítica popular que se elevó al máximo con la prohibición de usar el traje nacional.
El motín contra Esquilache se puede situar entre los “furores” del siglo XVII y las revoluciones del XVIII. El término “furor” no ha sido acuñado por la historiografía posterior. Es utilizado con mucha frecuencia en las Relaciones del Motín.
Una de las “precondiciones” del Motín contra Esquilache es la debilidad de las estructuras del antiguo régimen.

domingo, 18 de diciembre de 2011

LA REPÚBLICA


Entre el 12 y el 14 de abril de 1931 tuvo lugar unas de las cesuras más caracterizadas de la historia contemporánea de España: la caída de la Monarquía borbónica, que encarnaba Alfonso XIII, y la simultánea proclamación de la Segunda República.

La Republica fue depositaria de los anhelos de regeneración y de las esperanzas democratizadoras de buena parte de los españoles de la época.

Los gobernantes republicanos, dotados de un amplio respaldo democrático tras las primeras elecciones parlamentarias, parecían en condiciones de poner en marcha o acelerar muchos de los procesos de modernización política y socioeconómica por los que venían clamando desde hacia décadas las mentes más lúcidas del país: una reforma del sistema representativo, que terminara con las lacras del caciquismo y consolidara un sistema de partidos de masas; un nuevo modelo de Administración civil y militar, que dotara al Estado de mayor eficacia y que, al tiempo, lo descentralizara, abriendo paso a procesos de regionalización y autogobierno; un nuevo marco de relaciones laborales, que mejorara las condiciones angustiosas de gran parte de la población asalariada; una reforma agraria, que satisfaciera las demandas de tierra del campesinado y facilitara la racionalización de la agricultura; procesos de secularización, que pusieran fin al tradicional contubernio entre la Iglesia católica y el Estado monárquico…

El nacimiento de la Segunda República supuso la sustitución o la reforma profunda de muchas de las instituciones vigentes con la Monarquía, conforme a la idea expresada por Azaña de cambiar el sistema político y la política del sistema.

En la marcha hacia un ordenamiento constitucional acorde con los principios democráticos que inspiraban al nuevo régimen era preciso cubrir una etapa de transición. Ello implicaba levantar en muy poco tiempo un considerable entramado legal y política, cuya pieza maestra seria la Constitución. Hasta que el Parlamento la aprobase, era el Gobierno provisional y luego a las Cortes constituyentes a quienes correspondería la tarea de improvisar un marco legal que respondiera a las expectativas creadas por el cambio de régimen.

Entre los dirigentes republicanos, juristas en su mayor parte, imperó desde el principio un notable afán por legitimar la situación revolucionaria y cubrir los vacíos legales provocados por la caída de la Monarquía. No habían escatimado esfuerzos para calmar a las llamadas clases conservadoras, haciéndolas ver que la Republica implicaba un cambio revolucionario de carácter político, pero sin que ello supusiera una modificación radical del sistema social. En este sentido, la presidencia del Gobierno provisional y la responsabilidad del mantenimiento del orden público se encomendaban a dos políticos recién conversos al republicanismo, como eran Alcalá Zamora y Maura.

Por su parte, los socialistas, representantes del único movimiento de masas organizado que apoyaba el nacimiento de la Republica, aceptarían mantenerse en un discreto segundo plano, conscientes de la necesidad de no suscitar resistencias numantinas entre los monárquicos.

El mismo 14 de abril, el comité ejecutivo de la Conjunción, actuando como ente depositario del poder revolucionario, promulgo un decreto encomendado a Alcalá Zamora la presidencia del Gobierno provisional y, con ella, se publicaban sendos decretos con el nombramiento de los miembros del Gabinete, el texto del Estatuto jurídico por el que se regiría el poder Ejecutivo hasta la entrada en vigor de la Constitución, y la concesión de una amnistía para los delitos políticos. El primer Gobierno republicano recogía en su composición las diferentes tendencias políticas y sociales que integraban la Conjunción republicano-socialista. Figuraban en él desde antiguos ministros de la Monarquía, representantes de una burguesía conservadora y católica, hasta dirigentes sindicales con un pasado obrero, pero predominaban los ministros procedentes de la pequeña burguesía de profesionales y funcionarios, dotados de un marcado talante reformista y dispuesto a cometer un ambicioso plan de transformaciones políticas y de modernización de los aparatos del Estado.

La sublevación militar contra la Republica pensada y proyectada como un golpe rápido, devino en una guerra civil que duro treinta y dos meses. El objetivo de los sublevados, la eliminación del Frente Popular y la sustitución de la Republica por una dictadura transitoria, quedo desbordado y dio paso a una transformación mucho mayor.

Nacida en medio de un consenso casi general, la Republica se frustró en breve plazo, dando paso a la Guerra Civil que asoló las tierras de España desde el verano de 1936.

Transcurrido ya más de medio siglo desde su final, el periodo republicano es hoy uno de los mejor conocidos de nuestra contemporaneidad, y referente obligado para la comprensión del presente y de los procesos históricos que se han desarrollado en la segunda mitad de la centuria.

sábado, 10 de diciembre de 2011

Las reformas educativas del reinado de Carlos III

Carlos III llegó a la Monarquía Española con previa experiencia de gobierno, ya que había sido Rey de Nápoles. Al llegar al trono español, se instaló con una Corte de Ministros y asesores de origen italiano, entre los que destacaba el Marqués de Esquilache. Otros ministros relevantes de su reinado fueron grandes ilustrados españoles como Aranda, Campomanes y Floridablanca.

El propósito del nuevo monarca fue, desde su llegada a Madrid, iniciar un conjunto de reformas modernizadoras con el objetivo de recuperar el papel de primera potencia europea para España. Su gobierno estaba basado en la filosofía del Despotismo Ilustrado. Esta filosofía consistía en el emprendimiento de reformas económicas y sociales sin variar la estructura del poder (permanencia de la monarquía absoluta). Esto produjo que Carlos III tuviera que enfrentar la resistencia de la aristocracia y del clero ante las reformas, pero el proceso se llevó a cabo gracias a su carácter enérgico y al apoyo de la burguesía y de los intelectuales ilustrados.
Las principales reformas fueron:
1)  La elaboración de CENSOS como medio de control de los ciudadanos residentes en cada municipio para poder obtener sus datos fiscales. El más importante fue creado por el conde de Floridablanca.
2)   Medidas económicas:
-    Creación de las Sociedades Económicas de Amigos del País (reuniones del sector primario para desarrollas el país).
-   Reformas agrarias gracias a la labor de Jovellanos y su “informe sobre la ley agraria”. Con esto se construyeron canales de regadío, se colonizaron zonas despobladas como Sierra Morena, etc.
-   Creación de las Reales Fábricas para impulsar el desarrollo de la artesanía y el aumento del empleo.
3) Entre las reformas sociales destacan el control de las aguas fecales, residuales, etc; la separación de las viviendas residenciales de los corrales y cuadras y la construcción de parques, jardines y zonas de paseo (como el Paseo del Prado). También se desarrollaron espectáculos públicos como el teatro y los toros. Carlos III restringió viejos privilegios feudales, dividió latifundios, repartió tierras comunales y liberó el comercio y las aduanas. Apoyó la industria privada e impulsó la navegación y el comercio con las colonias americanas.

Todo este proceso reformista afectó los intereses eclesiásticos, debido a la posesión del clero de grandes latifundios y sus vínculos con la vieja aristocracia feudal. Carlos III buscó el nombramiento de nobles y religiosos abiertos a las reformas, y así decretó la expulsión de los Jesuitas, quienes controlaban gran parte del poder administrativo tradicional oponiéndose a las reformas.

Con respecto al tema de la exposición, es decir, a las reformas educativas del gobierno de Carlos III hay que decir que se impulsó extraordinariamente el desarrollo científico mediante expediciones geográficas y de divulgación científica, la construcción de edificios o lugares inculcados a la investigación científica, como el observatorio astronómico, el jardín botánico, el Museo del Prado o el Gabinete de Ciencias Naturales, y la fundación de las Reales Academias. Con todo esto, la mentalidad de los españoles se renovó, y se combatieron las viejas costumbres y supersticiones. Para Carlos III España debía modernizare, y esto solo lo conseguiría extendiendo la educación y alentando el desarrollo científico. El objetivo del  nuevo Rey en la política educativa era la integración del indígena para convertir a los indios en súbditos de la monarquía y que incorporasen la lengua, la cultura y los usos hispanos, por lo que en 1766 Carlos III dispuso que los indios fueran recibidos en los colegios existentes en la Nueva España y fueran promovidos, según su mérito, a todas las dignidades y oficios públicos.  Tras la expulsión de la Compañía de Jesús se cerraron algunos de estos colegios, pero Carlos III, apoyado por sus ministros, abrió dos nuevos centros en 1770: uno de enseñanza primaria y media, y otro de enseñanza superior que impartiría Derecho canónico y civil y Teología.
Las reformas educativas entorno a la universidad durante el reinado de Carlos III fueron posibles gracias a la expulsión de los jesuitas en 1767, ya que éstos eran el mayor apoyo de los Colegios Mayores durante la primera mitad del siglo XVIII. Esto es un dato importante puesto que los directores de estos colegios mayores coincidían con ser los rectores de las Universidades más importantes de España: Salamanca, Alcalá de Henares, Valladolid, Santiago de Compostela, Valencia y Sevilla. Todas las universidades dependían de órdenes religiosas, por lo que el dominio eclesiástico era total. Durante este periodo solo existían cuatro Facultades: la de Artes, la de Teología, la de Medicina y la de Derecho. Con todo esto, Manuel Lanz de Casafonda escribió una durísima sátira contra los colegiales mayores y su exceso de dominio en Consejos y Audiencias. Francisco Pérez Bayer (protegido por el secretario de Gracia y Justicia, Manuel Roda, arremetió también contra los Colegios Mayores y sus poderes universitarios. Gracias a estos dos escritos se investigó la educación universitaria, promulgándose la nueva ordenación de los Colegios, la desaparición de la Junta Central de Colegios y las visitas anuales de inspección de los Colegios, con lo que fue desapareciendo la casta colegial, democratizándose y uniformándose la enseñanza universitaria.
Entre 1766 y 1767 se redactó un nuevo plan de estudios universitarios. Todas las Universidades renovaron materias y textos a lo largo de la década de los 70; reañadieron cursos de Matemáticas, Física, Geometría, Biología y Ciencias Naturales; se suprimieron los cursos dictados y los apuntes de clase proponiéndose el uso de libros de texto. De esta manera se centralizó y uniformó la universidad española, convirtiéndose en un servicio público en el año 1807.

lunes, 5 de diciembre de 2011

Quién te ha visto y quién te ve

Puede que remontarnos a la época de Pericles sea viajar demasiado lejos en el tiempo, pero sorprende que una civilización que ha sido la cuna del pensamiento clásico y por tanto base de la cultura occidental pueda ahora verse metida en semejante berenjenal.
La situación en Grecia es realmente complicada. No digo que la que vivimos ahora en España sea la mejor (ni mucho menos) pero a veces merece la pena mirar hacia otro lado para comprender que las cosas siempre pueden empeorar. Y ver el ejemplo en un país del que pensamos estamos a la par, da mucho que pensar.
Y es que las nuevas medidas de recorte propuestas en Grecia para salir de la crisis, no parecen compatibles con las necesidades económicas de cualquier familia por más austeridad que se proponga.
Así, y debido a que todos los sectores de la población (desde el hombre de negocios hasta el estudiante) se ven afectados por estos ya cuatro años de recesión, las protestas en Atenas están a la orden del día. Es casi un 40 por ciento lo que cada trabajador ha perdido de sus ingresos para vivir.
Gran parte de este problema se debe a la deuda que Grecia ha acumulado al entrar en la comunidad económica europea; esto es, al cambiar del dracma al euro. Y hoy en día son muchos los que se preguntan si no sería mejor salir del euro.
La primera huelga general contra el gobierno de Papademos (séptima en lo que va de año) tuvo lugar el pasado día 1 de diciembre. Miles de personas (alrededor de las 17000 en Atenas, y otras 6000 en Salónica) se movilizaron bajo el lema “no al presupuesto de la recesión”, protestando por la reducción de los salarios, las pensiones, el recorte masivo de los empleos públicos y el aumento de la presión fiscal.
Supuestamente, antes del día 8 de diciembre el Parlamente griego ha de aprobar una reforma de los planes de ajuste, ampliando las medidas de austeridad a pesar de que la población considere que “no cabe más austeridad”. Algunas personas afirman incluso haber tenido que cortar la luz por la imposibilidad de su pago, y niegan poder hacer más sacrificios.
Han sido pocos los que han salido a la calle sin comparamos esta movilización con la huelga que tuvo lugar en el mes de octubre, en la que más de 125000 personas tomaron las calles en un paro general de dos días.

"Hay ciertamente menos gente que en octubre (....), pero la paciencia de la gente está empezando a verse superada (...) Hay una gran tristeza y una desesperanza que podrían expresarse bien pronto, solo espero que no sea de manera descontrolada", ha declarado Ilias Iliópulos, vicepresidente de Adedy, a Radioflash. "Seguiremos presionando a través de huelgas para expresar nuestra oposición a los ajustes", ha dicho por su parte el presidente de GSEE a la cadena de radio Vima 99,5.

Es cierto que la población griega está llegando a un punto en el que el enfado se torna en tristeza y desesperanza. No hay futuro en Grecia para los estudiantes griegos, tampoco para los trabajadores. Si se sigue así, es probable que Grecia se encuentre con un vacío generacional al tener que abandonar el país la mayor parte de la población de entre 20 y 35 años.

Lo que yo me pregunto es qué va a suceder si toda una generación ha de emigrar a otros países para poder obtener un puesto de empleo de aquello para lo que se han formado y una vida digna. Si esto sucediera, cada vez sería más difícil salir de la crisis, y Grecia entraría en una espiral con muy difícil solución.
Los propios griegos tratan de esperar y aguantar para ver si la situación mejora ya que no quieren abandonar su país, pero reconocen que cada vez es más y más difícil.

jueves, 1 de diciembre de 2011

El Motín de Esquilache

El Motín de Esquilache tuvo lugar en Madrid durante seis días en el año 1766. El 23 de Marzo, la población se sublevó, y como consecuencia, hubo numerosas bajas, destacando las de las guardias reales; importante fue también el robo armas y la destrucción de residencias incluída la del Marques de Esquilache.
Este episodio, es más conocido como una reacción espontánea contra el bando de capas largas y gamberros. Fue reinstalado por El marques de Esquilache- Leopoldo de Gregorio, el ministro de finanzas y guerra. Y fue la razón que afectó principalmente los cambios en la población y el Gobierno de esta época de Liberalización. 
Carlos III y algunos de sus ministros que vinieron de otros países con sus experiencias del siglo de las Luces, implantaron nuevas reformas. Lo cual fue diferente de lo que ocurrió en Francia; un movimiento mucho más católico que demonstró la incompatibilidad de la religión y de la doctrina política. El Motín de Esquilache es también relevante porque fue utilizado por los seguidores del Regalismo con el objetivo de expulsar a los Jesuitas de la Iglesia Roma durante el transcurso del año siguiente. 
Se entró en un periodo de tensión bélica con Inglaterra y Portugal debido a la posesión de tierra y mar. España firmó acuerdos con Francia para retomar el poder en Gibraltar y otros territorios: el tercer Pacto de Familia y el tratado de Paz de Paris de 1761.
El Marqués de Esquilache reorganizó el ejercito y la marina a pesar del precio que supuso la guerra de los 7 años. Para el beneficio del pueblo, se realizaron nuevas reformas en educación, trabajo, industria e infraestructura, con la organización oficial de la sociedad Vascongada de Amigos del País y la abolición de la Tasa del año anterior (1765).
Pero el precio de esos cambios resultaba de la subida y la creación de los nuevos impuestos. Con la carestía de los granos, los precios, y en particular del trigo, se habian duplicado en los cinco años previos al motín, a esto se unió la monopolización del mercado.
La población sufrió gravemente durante 6 años por problemas climatológicos y hambrunas, otra de las causas que provocó dicho motín. Los Madrileños salieron a las calles de Madrid con piedras y rompieron miles de farolas nuevas de cristal puestas por el Marqués de Esquilache. Acudieron al palacio real de Carlos III. El hizo un acuerdo verbal con la gente. Estas eran las demandas:
1. Esquilache y toda su familia debían abandonar España.
2. El gobierno español debía ser ocupado por ministros españoles.
3. Disolución de la Guardia Valona.
4. Reducción del precio de los productos básicos.
5. Desaparición de la Junta de Abastos.
6. Los soldados debían retirarse a sus cuarteles.
7. Debía permitirse el uso de la capa larga y del sombrero de ala ancha.
8. Su Majestad debía salir a la vista de todos para que puediesen escuchar por su propia boca su la palabra de cumplir      y satisfacer las peticiones.
Francisco de Goya, El Motin de Esquilache 1766-1767. 
Oleo sobre lienzo, 46 x 60 cm. Colección privada.

Con la segunda demanda podemos ver que había un problema xenófobo. Eso refleja la división en el gobierno entre los anti-liberales y los regalistas. Fue una oportunidad para los anti-liberales de expulsar a los extranjeros y las nuevas cambias. Y por parte de los Regalistas, la oportunidad de expulsar a los Jesuitas. 
Los Regalistas, que fueron llamados por los jesuitas Jansenistas, junto con otros miembros de la iglesia que veían a los jesuitas como rivales poderosos. El ministro Conde de Aranda junto con los Regalistas simplemente los acusababan de organizar el motín y de participar en actividades subversivas contra el monarca. El resultado fue: su expulsión, la confiscación de sus propiedades y riquezas y la pérdida de su poderosa posición como confesores de la aristocracia.
En los días del Motín la gente controlaba la ciudad. Intimidaron al gobierno y al monarca. Provocó otros motines en las poblaciones de Guipízcoa y Vizcaya. En cuidades como Zaragoza, Alicante, Barcelona, Sevilla, Cadíz, La Coruña, Oviedo, Santander, Oviedo, Lorca, Cuenca, Cartagena y Elche.