domingo, 18 de diciembre de 2011

LA REPÚBLICA


Entre el 12 y el 14 de abril de 1931 tuvo lugar unas de las cesuras más caracterizadas de la historia contemporánea de España: la caída de la Monarquía borbónica, que encarnaba Alfonso XIII, y la simultánea proclamación de la Segunda República.

La Republica fue depositaria de los anhelos de regeneración y de las esperanzas democratizadoras de buena parte de los españoles de la época.

Los gobernantes republicanos, dotados de un amplio respaldo democrático tras las primeras elecciones parlamentarias, parecían en condiciones de poner en marcha o acelerar muchos de los procesos de modernización política y socioeconómica por los que venían clamando desde hacia décadas las mentes más lúcidas del país: una reforma del sistema representativo, que terminara con las lacras del caciquismo y consolidara un sistema de partidos de masas; un nuevo modelo de Administración civil y militar, que dotara al Estado de mayor eficacia y que, al tiempo, lo descentralizara, abriendo paso a procesos de regionalización y autogobierno; un nuevo marco de relaciones laborales, que mejorara las condiciones angustiosas de gran parte de la población asalariada; una reforma agraria, que satisfaciera las demandas de tierra del campesinado y facilitara la racionalización de la agricultura; procesos de secularización, que pusieran fin al tradicional contubernio entre la Iglesia católica y el Estado monárquico…

El nacimiento de la Segunda República supuso la sustitución o la reforma profunda de muchas de las instituciones vigentes con la Monarquía, conforme a la idea expresada por Azaña de cambiar el sistema político y la política del sistema.

En la marcha hacia un ordenamiento constitucional acorde con los principios democráticos que inspiraban al nuevo régimen era preciso cubrir una etapa de transición. Ello implicaba levantar en muy poco tiempo un considerable entramado legal y política, cuya pieza maestra seria la Constitución. Hasta que el Parlamento la aprobase, era el Gobierno provisional y luego a las Cortes constituyentes a quienes correspondería la tarea de improvisar un marco legal que respondiera a las expectativas creadas por el cambio de régimen.

Entre los dirigentes republicanos, juristas en su mayor parte, imperó desde el principio un notable afán por legitimar la situación revolucionaria y cubrir los vacíos legales provocados por la caída de la Monarquía. No habían escatimado esfuerzos para calmar a las llamadas clases conservadoras, haciéndolas ver que la Republica implicaba un cambio revolucionario de carácter político, pero sin que ello supusiera una modificación radical del sistema social. En este sentido, la presidencia del Gobierno provisional y la responsabilidad del mantenimiento del orden público se encomendaban a dos políticos recién conversos al republicanismo, como eran Alcalá Zamora y Maura.

Por su parte, los socialistas, representantes del único movimiento de masas organizado que apoyaba el nacimiento de la Republica, aceptarían mantenerse en un discreto segundo plano, conscientes de la necesidad de no suscitar resistencias numantinas entre los monárquicos.

El mismo 14 de abril, el comité ejecutivo de la Conjunción, actuando como ente depositario del poder revolucionario, promulgo un decreto encomendado a Alcalá Zamora la presidencia del Gobierno provisional y, con ella, se publicaban sendos decretos con el nombramiento de los miembros del Gabinete, el texto del Estatuto jurídico por el que se regiría el poder Ejecutivo hasta la entrada en vigor de la Constitución, y la concesión de una amnistía para los delitos políticos. El primer Gobierno republicano recogía en su composición las diferentes tendencias políticas y sociales que integraban la Conjunción republicano-socialista. Figuraban en él desde antiguos ministros de la Monarquía, representantes de una burguesía conservadora y católica, hasta dirigentes sindicales con un pasado obrero, pero predominaban los ministros procedentes de la pequeña burguesía de profesionales y funcionarios, dotados de un marcado talante reformista y dispuesto a cometer un ambicioso plan de transformaciones políticas y de modernización de los aparatos del Estado.

La sublevación militar contra la Republica pensada y proyectada como un golpe rápido, devino en una guerra civil que duro treinta y dos meses. El objetivo de los sublevados, la eliminación del Frente Popular y la sustitución de la Republica por una dictadura transitoria, quedo desbordado y dio paso a una transformación mucho mayor.

Nacida en medio de un consenso casi general, la Republica se frustró en breve plazo, dando paso a la Guerra Civil que asoló las tierras de España desde el verano de 1936.

Transcurrido ya más de medio siglo desde su final, el periodo republicano es hoy uno de los mejor conocidos de nuestra contemporaneidad, y referente obligado para la comprensión del presente y de los procesos históricos que se han desarrollado en la segunda mitad de la centuria.

sábado, 10 de diciembre de 2011

Las reformas educativas del reinado de Carlos III

Carlos III llegó a la Monarquía Española con previa experiencia de gobierno, ya que había sido Rey de Nápoles. Al llegar al trono español, se instaló con una Corte de Ministros y asesores de origen italiano, entre los que destacaba el Marqués de Esquilache. Otros ministros relevantes de su reinado fueron grandes ilustrados españoles como Aranda, Campomanes y Floridablanca.

El propósito del nuevo monarca fue, desde su llegada a Madrid, iniciar un conjunto de reformas modernizadoras con el objetivo de recuperar el papel de primera potencia europea para España. Su gobierno estaba basado en la filosofía del Despotismo Ilustrado. Esta filosofía consistía en el emprendimiento de reformas económicas y sociales sin variar la estructura del poder (permanencia de la monarquía absoluta). Esto produjo que Carlos III tuviera que enfrentar la resistencia de la aristocracia y del clero ante las reformas, pero el proceso se llevó a cabo gracias a su carácter enérgico y al apoyo de la burguesía y de los intelectuales ilustrados.
Las principales reformas fueron:
1)  La elaboración de CENSOS como medio de control de los ciudadanos residentes en cada municipio para poder obtener sus datos fiscales. El más importante fue creado por el conde de Floridablanca.
2)   Medidas económicas:
-    Creación de las Sociedades Económicas de Amigos del País (reuniones del sector primario para desarrollas el país).
-   Reformas agrarias gracias a la labor de Jovellanos y su “informe sobre la ley agraria”. Con esto se construyeron canales de regadío, se colonizaron zonas despobladas como Sierra Morena, etc.
-   Creación de las Reales Fábricas para impulsar el desarrollo de la artesanía y el aumento del empleo.
3) Entre las reformas sociales destacan el control de las aguas fecales, residuales, etc; la separación de las viviendas residenciales de los corrales y cuadras y la construcción de parques, jardines y zonas de paseo (como el Paseo del Prado). También se desarrollaron espectáculos públicos como el teatro y los toros. Carlos III restringió viejos privilegios feudales, dividió latifundios, repartió tierras comunales y liberó el comercio y las aduanas. Apoyó la industria privada e impulsó la navegación y el comercio con las colonias americanas.

Todo este proceso reformista afectó los intereses eclesiásticos, debido a la posesión del clero de grandes latifundios y sus vínculos con la vieja aristocracia feudal. Carlos III buscó el nombramiento de nobles y religiosos abiertos a las reformas, y así decretó la expulsión de los Jesuitas, quienes controlaban gran parte del poder administrativo tradicional oponiéndose a las reformas.

Con respecto al tema de la exposición, es decir, a las reformas educativas del gobierno de Carlos III hay que decir que se impulsó extraordinariamente el desarrollo científico mediante expediciones geográficas y de divulgación científica, la construcción de edificios o lugares inculcados a la investigación científica, como el observatorio astronómico, el jardín botánico, el Museo del Prado o el Gabinete de Ciencias Naturales, y la fundación de las Reales Academias. Con todo esto, la mentalidad de los españoles se renovó, y se combatieron las viejas costumbres y supersticiones. Para Carlos III España debía modernizare, y esto solo lo conseguiría extendiendo la educación y alentando el desarrollo científico. El objetivo del  nuevo Rey en la política educativa era la integración del indígena para convertir a los indios en súbditos de la monarquía y que incorporasen la lengua, la cultura y los usos hispanos, por lo que en 1766 Carlos III dispuso que los indios fueran recibidos en los colegios existentes en la Nueva España y fueran promovidos, según su mérito, a todas las dignidades y oficios públicos.  Tras la expulsión de la Compañía de Jesús se cerraron algunos de estos colegios, pero Carlos III, apoyado por sus ministros, abrió dos nuevos centros en 1770: uno de enseñanza primaria y media, y otro de enseñanza superior que impartiría Derecho canónico y civil y Teología.
Las reformas educativas entorno a la universidad durante el reinado de Carlos III fueron posibles gracias a la expulsión de los jesuitas en 1767, ya que éstos eran el mayor apoyo de los Colegios Mayores durante la primera mitad del siglo XVIII. Esto es un dato importante puesto que los directores de estos colegios mayores coincidían con ser los rectores de las Universidades más importantes de España: Salamanca, Alcalá de Henares, Valladolid, Santiago de Compostela, Valencia y Sevilla. Todas las universidades dependían de órdenes religiosas, por lo que el dominio eclesiástico era total. Durante este periodo solo existían cuatro Facultades: la de Artes, la de Teología, la de Medicina y la de Derecho. Con todo esto, Manuel Lanz de Casafonda escribió una durísima sátira contra los colegiales mayores y su exceso de dominio en Consejos y Audiencias. Francisco Pérez Bayer (protegido por el secretario de Gracia y Justicia, Manuel Roda, arremetió también contra los Colegios Mayores y sus poderes universitarios. Gracias a estos dos escritos se investigó la educación universitaria, promulgándose la nueva ordenación de los Colegios, la desaparición de la Junta Central de Colegios y las visitas anuales de inspección de los Colegios, con lo que fue desapareciendo la casta colegial, democratizándose y uniformándose la enseñanza universitaria.
Entre 1766 y 1767 se redactó un nuevo plan de estudios universitarios. Todas las Universidades renovaron materias y textos a lo largo de la década de los 70; reañadieron cursos de Matemáticas, Física, Geometría, Biología y Ciencias Naturales; se suprimieron los cursos dictados y los apuntes de clase proponiéndose el uso de libros de texto. De esta manera se centralizó y uniformó la universidad española, convirtiéndose en un servicio público en el año 1807.

lunes, 5 de diciembre de 2011

Quién te ha visto y quién te ve

Puede que remontarnos a la época de Pericles sea viajar demasiado lejos en el tiempo, pero sorprende que una civilización que ha sido la cuna del pensamiento clásico y por tanto base de la cultura occidental pueda ahora verse metida en semejante berenjenal.
La situación en Grecia es realmente complicada. No digo que la que vivimos ahora en España sea la mejor (ni mucho menos) pero a veces merece la pena mirar hacia otro lado para comprender que las cosas siempre pueden empeorar. Y ver el ejemplo en un país del que pensamos estamos a la par, da mucho que pensar.
Y es que las nuevas medidas de recorte propuestas en Grecia para salir de la crisis, no parecen compatibles con las necesidades económicas de cualquier familia por más austeridad que se proponga.
Así, y debido a que todos los sectores de la población (desde el hombre de negocios hasta el estudiante) se ven afectados por estos ya cuatro años de recesión, las protestas en Atenas están a la orden del día. Es casi un 40 por ciento lo que cada trabajador ha perdido de sus ingresos para vivir.
Gran parte de este problema se debe a la deuda que Grecia ha acumulado al entrar en la comunidad económica europea; esto es, al cambiar del dracma al euro. Y hoy en día son muchos los que se preguntan si no sería mejor salir del euro.
La primera huelga general contra el gobierno de Papademos (séptima en lo que va de año) tuvo lugar el pasado día 1 de diciembre. Miles de personas (alrededor de las 17000 en Atenas, y otras 6000 en Salónica) se movilizaron bajo el lema “no al presupuesto de la recesión”, protestando por la reducción de los salarios, las pensiones, el recorte masivo de los empleos públicos y el aumento de la presión fiscal.
Supuestamente, antes del día 8 de diciembre el Parlamente griego ha de aprobar una reforma de los planes de ajuste, ampliando las medidas de austeridad a pesar de que la población considere que “no cabe más austeridad”. Algunas personas afirman incluso haber tenido que cortar la luz por la imposibilidad de su pago, y niegan poder hacer más sacrificios.
Han sido pocos los que han salido a la calle sin comparamos esta movilización con la huelga que tuvo lugar en el mes de octubre, en la que más de 125000 personas tomaron las calles en un paro general de dos días.

"Hay ciertamente menos gente que en octubre (....), pero la paciencia de la gente está empezando a verse superada (...) Hay una gran tristeza y una desesperanza que podrían expresarse bien pronto, solo espero que no sea de manera descontrolada", ha declarado Ilias Iliópulos, vicepresidente de Adedy, a Radioflash. "Seguiremos presionando a través de huelgas para expresar nuestra oposición a los ajustes", ha dicho por su parte el presidente de GSEE a la cadena de radio Vima 99,5.

Es cierto que la población griega está llegando a un punto en el que el enfado se torna en tristeza y desesperanza. No hay futuro en Grecia para los estudiantes griegos, tampoco para los trabajadores. Si se sigue así, es probable que Grecia se encuentre con un vacío generacional al tener que abandonar el país la mayor parte de la población de entre 20 y 35 años.

Lo que yo me pregunto es qué va a suceder si toda una generación ha de emigrar a otros países para poder obtener un puesto de empleo de aquello para lo que se han formado y una vida digna. Si esto sucediera, cada vez sería más difícil salir de la crisis, y Grecia entraría en una espiral con muy difícil solución.
Los propios griegos tratan de esperar y aguantar para ver si la situación mejora ya que no quieren abandonar su país, pero reconocen que cada vez es más y más difícil.

jueves, 1 de diciembre de 2011

El Motín de Esquilache

El Motín de Esquilache tuvo lugar en Madrid durante seis días en el año 1766. El 23 de Marzo, la población se sublevó, y como consecuencia, hubo numerosas bajas, destacando las de las guardias reales; importante fue también el robo armas y la destrucción de residencias incluída la del Marques de Esquilache.
Este episodio, es más conocido como una reacción espontánea contra el bando de capas largas y gamberros. Fue reinstalado por El marques de Esquilache- Leopoldo de Gregorio, el ministro de finanzas y guerra. Y fue la razón que afectó principalmente los cambios en la población y el Gobierno de esta época de Liberalización. 
Carlos III y algunos de sus ministros que vinieron de otros países con sus experiencias del siglo de las Luces, implantaron nuevas reformas. Lo cual fue diferente de lo que ocurrió en Francia; un movimiento mucho más católico que demonstró la incompatibilidad de la religión y de la doctrina política. El Motín de Esquilache es también relevante porque fue utilizado por los seguidores del Regalismo con el objetivo de expulsar a los Jesuitas de la Iglesia Roma durante el transcurso del año siguiente. 
Se entró en un periodo de tensión bélica con Inglaterra y Portugal debido a la posesión de tierra y mar. España firmó acuerdos con Francia para retomar el poder en Gibraltar y otros territorios: el tercer Pacto de Familia y el tratado de Paz de Paris de 1761.
El Marqués de Esquilache reorganizó el ejercito y la marina a pesar del precio que supuso la guerra de los 7 años. Para el beneficio del pueblo, se realizaron nuevas reformas en educación, trabajo, industria e infraestructura, con la organización oficial de la sociedad Vascongada de Amigos del País y la abolición de la Tasa del año anterior (1765).
Pero el precio de esos cambios resultaba de la subida y la creación de los nuevos impuestos. Con la carestía de los granos, los precios, y en particular del trigo, se habian duplicado en los cinco años previos al motín, a esto se unió la monopolización del mercado.
La población sufrió gravemente durante 6 años por problemas climatológicos y hambrunas, otra de las causas que provocó dicho motín. Los Madrileños salieron a las calles de Madrid con piedras y rompieron miles de farolas nuevas de cristal puestas por el Marqués de Esquilache. Acudieron al palacio real de Carlos III. El hizo un acuerdo verbal con la gente. Estas eran las demandas:
1. Esquilache y toda su familia debían abandonar España.
2. El gobierno español debía ser ocupado por ministros españoles.
3. Disolución de la Guardia Valona.
4. Reducción del precio de los productos básicos.
5. Desaparición de la Junta de Abastos.
6. Los soldados debían retirarse a sus cuarteles.
7. Debía permitirse el uso de la capa larga y del sombrero de ala ancha.
8. Su Majestad debía salir a la vista de todos para que puediesen escuchar por su propia boca su la palabra de cumplir      y satisfacer las peticiones.
Francisco de Goya, El Motin de Esquilache 1766-1767. 
Oleo sobre lienzo, 46 x 60 cm. Colección privada.

Con la segunda demanda podemos ver que había un problema xenófobo. Eso refleja la división en el gobierno entre los anti-liberales y los regalistas. Fue una oportunidad para los anti-liberales de expulsar a los extranjeros y las nuevas cambias. Y por parte de los Regalistas, la oportunidad de expulsar a los Jesuitas. 
Los Regalistas, que fueron llamados por los jesuitas Jansenistas, junto con otros miembros de la iglesia que veían a los jesuitas como rivales poderosos. El ministro Conde de Aranda junto con los Regalistas simplemente los acusababan de organizar el motín y de participar en actividades subversivas contra el monarca. El resultado fue: su expulsión, la confiscación de sus propiedades y riquezas y la pérdida de su poderosa posición como confesores de la aristocracia.
En los días del Motín la gente controlaba la ciudad. Intimidaron al gobierno y al monarca. Provocó otros motines en las poblaciones de Guipízcoa y Vizcaya. En cuidades como Zaragoza, Alicante, Barcelona, Sevilla, Cadíz, La Coruña, Oviedo, Santander, Oviedo, Lorca, Cuenca, Cartagena y Elche.

jueves, 17 de noviembre de 2011

De una monarquía absolutista a una monarquía parlamentaria.


El otro día, mientras veía en debate político entre Mariano Rajoy y Alfredo Pérez Rubalcaba me vino a la cabeza una idea para hacer una entrada en el blog. Se me ocurrió que sería interesante comparar el sistema político vigente hoy en día en España con el sistema político de los Austrias, por ser el tema que hemos tratado en las clases de Historia. Pues bien, a continuación intentaré explicar en qué consiste cada uno de estos regímenes  políticos para luego intentar hacer una breve síntesis sobre cómo ha cambiado y se ha desarrollado la política del país.
Bien, por ser el más antiguo, empezaré a hablar del régimen político de los Austrias. Los Austrias o Habsburgo desarrollaron el sistema político aplicado por los Reyes Católicos durante el siglo XV. Procuraron rodearse de letrados, personajes con gran conocimiento sobre las leyes y que no pertenecían a la nobleza, y consiguieron así apartar a la aristocracia del poder de la Corte, para que todo el poder político quedara centralizado a manos de los monarcas. Durante el siglo XVI el gobierno se estableció en Castilla (sobre todo durante el reinado de Felipe II), mientras que los demás reinos y posesiones se hallaban bajo la diligencia de Virreyes (Aragón, Indias e Italia) o Gobernadores, como en los Países Bajos o Milán. En 1561 Felipe II hizo de Madrid la capital, debido a su situación centralizada dentro de la Península o las ventajas ambientales (agua, caza, etc.), lo que dio lugar a un rápido crecimiento de la Villa y de la Corte mientras que ciudades como Valladolid o Toledo cayeron en decadencia. Resumidamente, el sistema político de esta Dinastía esta basado en la monarquía absoluta y la centralización del poder, como he mencionado anteriormente. La monarquía hispánica, creada en respuesta a unas necesidades, se caracterizaba por la existencia de un monarca común y reinos diferenciados -con sus propias leyes e instituciones- pero que compartían órganos e intereses comunes, que los integraban en una misma unidad. Desde los RRCC se implantó el régimen polisinodial, que fue bastante eficaz para la época a pesar de complicaciones relacionadas con las comunicaciones, las distancias o las diferencias legales o económicas de cada territorio. La Administración central de los Austrias fue complementada por la acción de los Consejos, que eran órganos que ayudaban al monarca en la acción del gobierno. Así, durante el siglo XVI en el Gobierno se encontraba el Rey, los Consejos y los Secretarios (del Estado y del monarca). Cada Consejo ejercía una función diferente:
-Los Consejos Supremos tenían competencia en todos los territorios, y se dividían en: Consejo de Estado, Consejo de Guerra y Consejo de inquisición.
-Los Consejos materiales eran específicos en cada materia y tenían su ámbito en Castilla. Se dividían en: Consejo de Órdenes, Consejo de Cruzadas y Consejo de Hacienda.
-Los Consejos territoriales se establecieron para ejercer la autoridad del Rey en cada uno de los territorios de la monarquía. Primero se formaron el Consejo de Aragón, el de Castilla y el de Indias, y más tarde se formaron el de Italia, el de Flandes y el de Portugal.
Todo esto de desarrolló en una sociedad estamental con fuertes contrastes entre los privilegiados (clero y nobleza) y los no privilegiados. Aumentó el número de personas con dinero procedente de la conquista, del trabajo como funcionarios o de los préstamos. Se desarrolló la venta de títulos nobiliarios para situar socialmente a los ricos y aumentar los ingresos reales, pero todo esto provocó la subida de los precios y el aumento de las clases populares (pícaros y mendigos).
Por otro lado hay que explicar en qué consiste el régimen político de hoy en día. La política de la España actual está basada en un conjunto de leyes que se dictan para el correcto funcionamiento de los órganos legislativos de país. España se considera una monarquía parlamentaria, pues su poder legislativo –representado por las Cortes Generales- ejerce la mayor parte de la responsabilidad legislativa y del gobierno. Es un sistema parlamentario porque tras las elecciones legislativas el monarca debe hacer la propuesta del Presidente del Gobierno al Congreso de los Diputados, y si éste lo aprueba, el elegido permanece en el cargo.
El poder ejecutivo del Gobierno lo llevan a cabo los Ministerios. Son organizaciones dinámicas que cambian según los intereses de los gobiernos que los nombran. Su finalidad es hacer cumplir las leyes decretadas por el poder legislativo y planear y ejecutar el programa de gobierno. Algunos ministerios en España son: el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación, el Ministerio de Justicia, el Ministerio de Defensa, el Ministerio de Economía y Hacienda, el Ministerio del Interior, el Ministerio de Fomento, el Ministerio de Educación, el Ministerio de Administraciones Públicas, el Ministerio de Cultura y el Ministerio de Sanidad y Política Social entre otros. El poder judicial, por su parte, está a cargo de los tribunales y los juzgados, que imparten la justicia en nombre del Rey.
Con todo esto explicado, podríamos decir que desde la monarquía de los Austrias hasta la actualidad el sistema político español ha cambiado mucho, y se ha desarrollado hacia la democracia, hacia un sistema político mucho más abierto, que no recae únicamente en el monarca del país, sino en un gobierno elegido popularmente, y a su vez en diferentes órganos encargados de diferentes tareas, como lo son la justicia, la economía, la sanidad, etc. Esto significa mayor participación ciudadana y mayor implicación en el gobierno del país.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

LA REPÚBLICA DE INDIOS EN AMERICA

La republica de indios es la sociedad o comunidad política indígena que habitaba América. Entre las causas directas de su origen se encuentran la consideración de inferioridad cultural que se atribuyó a los indígenas y la supuesta necesidad de su evangelización.

Por toda la América hispánica tuvo lugar la cohabitación, y su efecto fue desdibujar las líneas divisorias que habían planeado trazar originariamente las autoridades civiles y eclesiásticas entre las distintas comunidades. A ojos de éstas, una sociedad debidamente ordenada había de consistir en dos repúblicas paralelas, cada una de ellas con sus propios derechos y privilegios: una “república de españoles” (comunidad social de los blancos) y una “república de indios” (sociedad indígena).

El concepto de tal “república” era por entero extraño a unos colonizadores que esperaban que los indígenas o bien aprendieran a comportarse como ellos o bien se fueran lejos.

El plan de mantener las dos comunidades separadas corría peligro de irse a pique. Los trastornos de la conquista y la colonización pusieron en contacto diario, y a menudo íntimo, a españoles e indios. Mujeres indias entraron a vivir en casas españolas como criadas y concubinas, mientras que los indios cuyas vidas se habían roto por la llegada de los españoles eran atraídos naturalmente hacia las ciudades recién fundadas en busca de oportunidades en el mundo de los conquistadores.

La mezcla de razas y culturas inherente al proceso de mestizaje operó desde las etapas más tempranas de la conquista y la colonización. La corona podía legislar para mantener apartados de las comunidades indias de las encomiendas a sus titulares, se podía concentrar a los indígenas en reducciones u obligarlos a vivir en barrios de las ciudades reservados exclusivamente para ellos, su “inferioridad” natural podía ser proclamada sin cesar por los colonizadores; pero en un mundo en el que éstos eran sobrepasados abrumadoramente en número por los indios y no podían vivir sin sus servicios laborales y sexuales, no existían posibilidades a largo plazo de separar las dos “republicas”.

Los españoles tendían a pensar en términos de incorporación de los indígenas en una sociedad orgánica y construida jerárquicamente que les permitiría con el tiempo alcanzar los beneficios supremos del cristianismo y la civilidad.

La política real llego a reflejar las mismas tensiones entre segregación que se podían encontrar en la práctica colonial. Hasta cierto punto, la encomienda actuó como barrera contra la asimilación, excepto en materia de religión, pues estaba concebida para promoverla en esta aspecto. En 1550, incluso cuando la corona legislaba para impedir que los españoles solteros vivieran en las comunidades indias o cerca de ellas, tomaba también las primeras medidas para echar por tierra la separación lingüística entre las dos repúblicas al decretar que los frailes, en un desafío a su práctica tradicional, debían enseñar castellano a los indios “y que tomen nuestras buenas costumbres, porque por esa vía con más facilidad podrían entender y ser doctrinados en las cosas de la religión cristianas”. El proceso de cambio lingüístico ya estaba en marcha en Nueva España, ya que los indígenas que se trasladaban a las ciudades adquirían conocimientos básicos de castellano, mientras que palabras de esta lengua se incorporaban al mismo tiempo al vocabulario náhuatl a gran escala.

Aun así, un gran número de vasallos indios de la corona española o bien se resistió a la imposición del castellano o bien permaneció en la práctica fuera de su órbita, mientras que muchos frailes se mostraban propensos a ignorar el decreto real.

Al mismo tiempo, los criollos con nodrizas indígenas aprendían en la infancia el idioma de los conquistadores y en la península de Yucatán, que tenía un alto grado de unidad lingüística antes de la llegada de los españoles, el maya, en vez del castellano, se convirtió en la lengua franca en el periodo posterior a la conquista.

La corona, por su parte, tuvo que admitir la realidad, en especial por consideraciones religiosas. En 1578 Felipe II decretó que ningún eclesiástico debía ser nombrado para beneficios indios sin conocimientos del idioma aborigen y dos años más tarde creó cátedras de lenguas indígenas en las universidades de Lima y México, con el razonamiento de que “la inteligencia de la lengua general de los indios es el medio más necesario para la explicación y enseñanza de la Doctrina Cristiana.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

El Galeón de Manila

Hoy en día el galeón de Manila cuenta hasta con su propia asociación cultural. Después de haber estado buscando un rato información sobre los galeones de Manila, y pensar en ellos como en antiguos barcos que recorrían este mundo cuando parecía otro, y casi sintiendo nostalgia por su antigua importancia, (el barco y la mar son motivos que me llenan la cabeza de imágenes) me ha sorprendido enormemente encontrarme con su página web, http://www.galeondemanila.org/.
De pronto uno recuerda y certifica el peso y la influencia que tiene ese pasado sobre este presente, que no sería el que es sin esos barcos.
Y es que el galeón de Manila, o Galeón de Acapulco, o Nao de la China, hizo posible durante más de dos siglos un gran intercambio comercial y sobre todo cultural entre Méjico y Filipinas cuando ambas estaban vinculadas a España.
Pensar en el peso histórico de ese barco resulta inabarcable.

Los galeones de Manila, en sí, eran naos evolucionadas y mejoradas por el avance tecnológico en la navegación.










En tiempos de Felipe II, la monarquía no se encontraba en un momento económico favorable. El rey había heredado de Carlos I un imperio en bancarrota, así que necesitaba soluciones efectivas para arreglar las consecuencias de la mala administración de su padre. Surge de ahí la idea del comercio con Oriente, que en ese momento monopolizaba Portugal.
La idea parecía sencilla; el comercio podría establecerse entre Filipinas y Nueva España (Méjico actualmente), y después traerlo a la península para desde aquí poderlo distribuir a Europa. (Todo esto pasando por encima de Portugal…) Sólo existía un problema: no se conocía la ruta del tornaviaje, es decir; se sabía bien cómo ir de Nueva España a las Filipinas, pero no como volver.





Para tratar de hacer frente a este problema, Felipe II ordenó que se enviaran desde Nueva España algunos navíos expedicionarios a las Islas Filipinas. En ellos viajaban entre otros Miguel López de Legazpi, un marino vasco,
y el fraile agustino Andrés de Urdaneta. Su cometido era claro: colonizar las Filipinas y encontrar un ruta práctica de regreso.
Y así lo hicieron.
Se descubre la corriente kuroshio que cruza el Pacífico en dirección este, que será la que se siga en adelante para el tornaviaje, aunque haya que desviarse hacia el norte para cogerla y se invierta un mes más que en el sentido contrario.
Es Urdaneta a bordo del San Pablo el que inaugura la ruta partiendo de las Filipinas en Junio de 1565 y llegando a Acapulco el 3 de Octubre del mismo año.

Desde este momento comienza un incesante comercio entre los tres continentes que supone una revolución a todos los niveles: político, económico, social, cultural…

En concreto, la ruta Manila-Acapulco-Manila, ha sido una de las que más ha durado en la Historia funcionando durante dos siglos y medio, hasta 1815, cuando se interrumpe el servicio al estallar la Guerra de Independencia en Méjico.






Me ha llamado la atención (por haber nacido maña) que uno de los navíos fuese bautizado con el nombre de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza (casi todos los navíos tenían nombres religiosos).

Para una información más completa sobre los galeones recomiendo visitar http://www.todoababor.es/articulos/nav_carrerafilipinas.htm. También es muy interesante visitar la web de la asociación antes citada. Hace un repaso a la historia de las Filipinas y la influencia española en diferentes aspectos, entre ellos por supuesto la lengua.
He encontrado además otras historias muy interesantes relacionadas incluso con la piratería de los galeones en el siguiente pdf: http://www.loyola.tij.uia.mx/ebooks/historia_baja/%5B10%5D%20%20%20El%20Gale%F3n%20de%20Manila.%20VI.pdf.










lunes, 7 de noviembre de 2011

El clientelismo durante la Monarquía Hispánica en el siglo XVI.

    El clientelismo político es un sistema de gobierno basado en el intercambio de favores, por el cual los personajes que ejercían un poder político en el Gobierno regulaban la concesión de prestaciones a cambio de apoyo electoral. En este tipo de sistema gubernamental el patrón, que ejercía un poder sobre el aparato administrativo del Estado, utilizaba su poder en beneficio privado, ya fuera para él mismo o para sus clientes. Este mismo mecanismo podía utilizarse en un sentido negativo, ya que era posible perjudicar a aquellos que no colaborasen con el sistema. Generalmente este tipo de mecanismo político era utilizado por aquellos partidos que pretendían conseguir en un mínimo tiempo un gran número de apoyos.

    Durante el siglo XVI y XVII el clientelismo ejerció un gran papel. Desarrolló una faceta negativa en la Europa de la época, debido por ejemplo a:
-La imposibilidad de algunos reyes de basar su poder en el centro y a la vez en la periferia del territorio
-Los continuos encontronazos con la alta nobleza
-Los asesinatos ordenados en Nápoles de personajes impopulares que estaban enfrentados a las élites locales
-El poco compromiso entre el "patrón"y el "cliente".

    Pero además de esta faceta negativa el clientelismo trajo consigo muchos beneficios. Este sistema proporcionó una estructura de poder informal que complementaba las relaciones formales entre el centro y la periferia del territorio. Estas relaciones de afinidad adquirían un carácter personal, flexible y capaz de amoldarse a las identidades institucionales, feudales y locales que existían en la zona. El clientelismo admitía las dinámicas sociales más comunes del siglo XVI: parentesco, honor, recompensa y amistad. Las afinidades reportaban beneficios a ambas partes: al cliente le daban esperanzas de ascenso y la protección de sus privilegios; mientras que al patrón le reportaban lealtad, servicios y suministro de información valiosa. Los patrones utilizaban sus virtudes personales para explorar eficazmente la lealtad de sus clientes.
   
    Durante el siglo XVI el cliente adquirió un papel muy importante como peligroso adversario político. Los aristócratas actuaban como intermediarios entre los príncipes y la localidad de la que éstos procedían. Aún así, las relaciones de afinidad sirvieron para unir a las élites locales mediante una organización política mas amplia, y gracias a estas relaciones se superaron momentos de debilidad de los sistemas políticos del siglo XVI: la distancia y el tiempo.

lunes, 24 de octubre de 2011

La cuestión sucesoria de Carlos II

Carlos II, también conocido como “el Hechizado”, es el último de los reyes de la casa de los Austrias o Habsburgo, dinastía que reinó en la monarquía hispánica en los siglos XVI y XVII; desde la Concordia de Villafáfila (27 de junio de 1506) en que Felipe I el Hermoso es reconocido como rey consorte de la Corona de Castilla quedando para su suegro Fernando el Católico la Corona de Aragón; hasta la muerte sin sucesión directa de Carlos II (1 de noviembre de 1700), que daría lugar a la Guerra de Sucesión española.
Carlos II nace el 6 de noviembre de 1661, hijo de Felipe IV y Mariana de Austria. A la muerte de su padre, heredó todas las posesiones de los Austrias españoles, reinando en la monarquía hispánica entre 1665 y 1700. Como su padre murió cuando él todavía era un niño, fue su madre la que ejerció la regencia de la monarquía hasta 1675 compartiendo los asuntos de gobierno con diferentes validos: el jesuita alemán Nithard (hasta 1669) y Fernando de Valenzuela. De 1677 a 1679 gobernó Juan José de Austria, enemigo de la reina madre, y posteriormente, hasta 1685, el duque de Medinaceli y el conde de Oropesa.
A la edad de 18 años Carlos II se casó en primeras nupcias con María Luisa de Orleans, hija del Duque Felipe de Orleans, hermano de Luis XIV y de Enriqueta Ana de Inglaterra. Diez años más tarde murió la reina y en 1690 tuvo lugar el segundo matrimonio del monarca con Mariana de Neoburgo, hija del elector Felipe Guillermo del Palatinado, Duque de Neoburgo. Debido a sus acusados problemas de salud, Carlos II no tuvo descendencia con ninguna de sus dos mujeres. Es este hecho el que origina el problema sucesorio que trae como consecuencia el final de la dinastía de los Austrias en España.
El agotamiento biológico de la Casa de los Austrias, era una cuestión que preocupaba seriamente a las cortes europeas por el problema que se abriría en Europa en torno a la sucesión de la monarquía hispánica. La debilidad física del pequeño monarca español ha sido tradicionalmente atribuida a la consanguinidad de su linaje, una práctica que tenía una particular valoración en la mentalidad y la cultura de los hombres del siglo XVI y XVII, ya que el hecho de no mezclar su sangre con otros linajes era un motivo de orgullo más que un problema. La endogamia no sólo constituía una estrategia para mantener unidos y a salvo de disgregación los patrimonios familiares, sino que era también el medio más adecuado para preservar las virtudes y cualidades que adornaban a sus individuos y que entonces se consideraban ligadas a la herencia biológica. Los Austrias nunca ocultaron su satisfacción respecto a ciertos rasgos físicos que se transmitían de generación en generación, como su famosa mandíbula. Pero esta política de alianzas matrimoniales determinó finalmente el progresivo debilitamiento de la dinastía, limitando y condicionando las alternativas sucesorias al trono de España durante la segunda mitad del siglo XVII, y conduciendo a Francia y a Austria, o mejor dicho, a las Casas de Austria y Borbón y a sus aliados, al enfrentamiento armado tras la muerte de Carlos II. Veamos ahora en qué consistió este enfrentamiento.
En un principio, el candidato designado era José Fernando Maximiliano, hijo del elector de Baviera. Al fallecer éste en 1699, vuelve a presentarse el problema de elegir entre el archiduque Carlos, hijo del emperador Leopoldo y biznieto de Felipe III, y Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV y biznieto de Felipe IV. Hubo una involucración total de las principales potencias europeas, teniendo el conflicto dos dimensiones bien diferenciadas. Por un lado, el problema interno al dividirse la Corte en dos bandos; de un lado la reina, respaldada por la Corona de Catilla, el País Vasco, apoyaba al candidato austríaco, el archiduque Carlos. De otro, era Carlos, respaldado por la Corona de Aragón (especialmente Cataluña) quien defendía a Felipe de Anjou pensando que sólo el apoyo de Francia podía asegurar la conservación de la integridad territorial de la monarquía. Por otro lado este conflicto tuvo trascendencia internacional, ya que Francia apoyaba a Felipe de Anjou pero tanto Austria, como Inglaterra y Holanda defendían al aspirante austríaco por miedo a la unión entre Francia y España, hecho que alimentaría la hegemonía francesa en Europa.
Finalmente el monarca decidió mantenerse firme en su creencia y sin ceder a pretensiones dejó escrito en su testamento que el heredero sería Felipe de Anjou, si bien establecía una cláusula por la que Felipe tenía que renunciar a la sucesión de Francia. Un mes después, muere Carlos II, y es este testamento sucesorio lo que origina la guerra de sucesión española, conflicto que duró desde
1701 hasta 1713, aunque la resistencia en Cataluña se mantuvo hasta 1714 y en Mallorca hasta 1715, y que se saldó con la instauración de la Casa de Borbón en España. Fue a la vez una guerra civil entre borbónicos y austriacistas pertenecientes a los reinos hispánicos de Castilla y de la Corona de Aragón, cuyos últimos rescoldos no se extinguieron hasta 1714, con la capitulación de Mallorca ante las fuerzas de Felipe V.

jueves, 13 de octubre de 2011

Humanistas importantes del siglo XVI

    En esta entrada hablaré de los grandes humanistas del siglo XVI, pero para hablar de ellos mencionaré en qué consiste esta corriente y cuáles son sus principales características.

    El humanismo es un movimiento intelectual que se extendió por Europa apartir del siglo XV. Lo más característico de este movimiento es que se basa en la plena confianza en el ser humano y en su razón, proclamando la solidaridad y la libertad de elección de éste. Este movimiento considera que:
- Cada ser humano es una criatura fabulosa
- El ser humano es tanto naturaleza como formación
- La humanidad es como un superorganismo del que somos parte
- La relación y cooperación humanas plenas son requeridas para el mejor funcionamiento y mayor bienestar del ser humano.
 
    A diferencia de la Edad Media, los ideales del Humanismo eran el cortesano y el caballero renacentista, que entendiera tanto de letras, pintura, poesía, historia y música como de armas y caballos.  La dama debía ser honesta y saber como entretener mediante la música y la danza. En resumen, el ideal humanista al que muy pocos personajes históricos llegaron, consistía en tener conocimiento acerca de todas las áreas posibles.

    Los humanistas se reunían en la Corte o en academias donde pudieran reunir experiencias e intercambiar opiniones. Escribían en la lengua de su país y no en latín, lo que supuso una ruptura con lo medieval. Los países en los que más se desarrolló en Humanismo fueron Italia, Francia, Inglaterra y España.

    A continuación hablaré de algunos de los humanistas más conocidos del siglo XVI:
- Felipe de Guevara fue un humanista español que destacó sobre todo en la numismática (estudio de la moneda), la geografía, la historia y el tratadismo.
- Francisco de Mendoza y Bobadilla (1508-1566) fue un eclesiástico, teólogo, obispo y cardenal además de humanista. Estudió en la Universidad de Alcalá y se doctoró en Derecho en la Universidad de Salamanca. Escribió obras religiosas, pero su obra más importante fue un tratado genealógico.
- Miguel Servet (1511- 1553) fue teólogo y científicco, tratando con la astronomía, la meteorología, la geografía, las matemáticas y la medicina. Fue gran conocedor de las lenguas clásicas como el latín y el griego. Participó en la Reforma Protestante. Estudió en la Universidad de París, y su obra más culminante fue La Restitución del Cristianismo, con la que ganó la enemistad tanto de protestantes como de católicos. Debido a la publicación de la obra fue juzgado y ejecutado en Ginebra, lo que escandalizó a muchos pensadores europeos, y provocó un cambio de mentalidad importante corroborando los peligros del fanatismo religioso.
- Francisco de Vitoria, que no concibía la humanidad sin organización social ni orden político, que tenía como finalidad el bien común. Era un hombre monárquico, considerando que la monarquía no se encuentraba por encima de las leyes, pero condenaba a los hombres que se revelaban contra sus reyes.
- Antonio Nebrija, que ocupa un lugar destacado en la lengua española por haber sido pionero en la redacción de la "Gramática castellana" en 1492, pasando a la historia por ser la primera gramática de una lengua vulgar que se escribió en Europa, dedicando este libro a Isabel I de Castilla (la Católica). Además de un gran gramático, fue también astrónomo, poeta, pedagogo e historiador.